Desde mi ventana el ancho pecho de mi tierra
juega con las bocas y con las lenguas.
Yo, en esta orilla y, en medio,
el océano donde fructifican las tormentas.
Tú, en la otra orilla y, en el medio,
el mismo mar y las mismas tormentas.
Y el hijo en las dos orillas…
Pero, a lo lejos, el mar de las tormentas.
El tiempo no dispara labios sin palabras
porque entre tú y yo ya no queda nada…
¡ya no queda nada!
HOLA QUERIDO PEPE
ResponderEliminarES UN GUSTO ENORME ENCONTRARNOS CON TU BELLA POESIA QUE DIGNIFICA CUALQUIER LUGAR. ESPERAMOS QUE SIEMPRE SIGAS MANTENIENDO TU CONFIANZA EN NUESTRO SITIO PARA DIFUNDIR TUS POEMAS.
UN ABRAZO SINCERO
LUPITA, VICKIE Y KARLA
CAFE LITERARIO 2010