martes, 29 de noviembre de 2011

No estás conmigo


Miro a mi lado y no estás conmigo,
cuando apenas dejo de escribir tu nombre,
cuando retorno al verbo que se hunde en mis labios,
cuando abre el silencio sus abismales sombras,
cuando pienso en la última tarde del beso,
en la última noche de tu cuerpo sobre el mío,
Miro a mi lado y ya no estás conmigo.
en esta sala donde se agita la soledad,
donde la vista se vuelve brisa y acaricia los olivares
donde los relojes danzan y tintinean en los cerros del horizonte,
donde los ojos buscan la longitud de tu sonrisa,
donde los labios emprenden el vuelo
y aterrizan en paredes húmedas, en muros de sílice
cuando miro al frente y no estás conmigo.
Que no calle el perro, que maúlle el gato de la sementera,
que ruja la lluvia es los acantilados del lamento,
que un pasillo de pámpanos acaricie tus manos de nieve,
y que llore este invierno, si así, se acaba la tarde.
Danza tu nombre en los arrabales,
se acaba este retiro,
la pena vuelve a su jardín de cenizas,
los ojos parpadean, llorosos, bajo las escarcha,
porqué tu no estás conmigo
porque tu ya no estás a mi lado.

domingo, 27 de noviembre de 2011

La puerta



Hay una puerta que se abre,
por su rendijas entra el aire,
la luz, los océanos cubiertos de labios,
también los ríos y los niños,
bañados de besos,
el mazapán
y el torrente de aguas cristalinas
que moja la ladera.

Hay una puerta que se cierra,
en ella, a solas,
queda atrapado el ocaso.






Abro,
al polvo
lo viste el aire y baila en el espacio,
las sombras tiemblan en las esquinas,
y tu retrato, duerme cubierto de tiempo,
la casa enmudece su voz tras los visillos.
Cierro

jueves, 24 de noviembre de 2011

Ajena






Me acerco, huyes,
te pretendo, escapas,
te hablo y tú...
ajena, ajena, ajena,
como la mar
que pierde su profundidad
en las vertientes de tus ojos,
como la lluvia que,
constante, arrastra
los versos y los inviernos
y tú...
ajena, ajena, ajena.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Hoy escribo “te quiero”




Hoy escribo “te quiero”

con la palabra más justa y más distante de tu boca,

porque cuando escribo “te quiero”, sé, que no te tengo,

porque cuando escribo “te quiero”, sé, que te echo de menos.



Hoy escribo “te quiero”

desde todos los labios,

lo escribo en un beso,

y escribo, también en un beso, que mis labios están rotos,

y escribo en todos los labios rotos de la tierra

que las bocas son huérfanas,

cuando escriben en un beso;

porque cuando escribo “te quiero” , se que no te tengo.



Escribo en estos folios que te echo de menos,

porque cuando escribo que te echo de menos,

también escribo que no estás a mi lado.



Escribo, tacto, en tu fugitiva piel,

en tu piel de otros días, ¿te acuerdas?

Escribo sobre ello, en las calles olvidadas

aquellas que, en días pretéritos, pasearon por las pupilas.

Escribo en el evocado tacto de tu piel,

porqué cuando escribo, “te quiero” sé que te necesito.

sé que no te tengo,

sé que te echo de menos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

En la estación de trenes de una ciudad antigua.

El tren acuna la forja de sus ejes,

está a punto de partir;

en sus entrañas, el tiempo gime quimeras de aceite;

en los andenes se vaga desde la vida al beso

y se reconocen los abrazos, sobre inertes luminarias;

el vaho se fija en los cristales con tosco esfuerzo

-una niña escribe en ellos, con infante caligrafía,

el nombre de su muñeca de trapo-.

Recuerdo aquellas épocas

cuando llenaba con juventud,

los andenes del bullicio,

los besos y los días.

Recuerdo al hombre de ruda lágrima

que partía hacía otras tierras

para habitar la soledad del pan.

También recuerdo los pañuelos en orden de vuelo

despidiendo al tren de largo apéndice,

o al vagón donde la niña escribía con infante caligrafía

el nombre de su muñeca perdida.

martes, 8 de noviembre de 2011

Serás mi olvido






Iré calle arriba,

allí, donde el agua se desliza por la piedra

que, tosca, se aferra al barro,

allí, donde son más leves los días de lluvia.

Allí, serás mi olvido

Iré calle arriba,

allí, donde los árboles crecen boca abajo,

donde las arterías convergen en el ocaso

y las enredaderas vierten,

su oxígeno en las aceras.

Allí, serás mi olvido.

Iré calle arriba,

no habrá quien talle tu rostro en mi frente

serás, mi memoria en el asfalto desnudo,

en el último verso, recordaré tu tacto sin retorno

no te reconoceré entre todos los astros.

Allí. serás mi olvido.

Iré calle arriba,

allí los canarios hablaran de lirios,

allí los lirios volaran, igual que los pájaros,

y el tiempo, en los relojes del óxido,

buscará el sable y la materia.

Allí serás mi olvido.

Iré calle arriba,

y las fuentes derramarán jazmines

en el asfalto justo de las sombras.

Allí serás mi olvido, allí serás mi olvido, allí serás mi olvido.


lunes, 7 de noviembre de 2011

Presentación del disco proyecto Extremadura.

Próximamente estarán en nuestra tierra, la cantautora argentina Silvia Occorso, y la rapsoda y poeta valenciana Rosa Iglesias, para presentar "proyecto Extremadura" un disco en el que el verso y la música, compaginarán la poesía actual de esta bendita tierra. Actuarán en diversos lugares de nuestra singular geografía. No os lo perdáis.








viernes, 4 de noviembre de 2011

Uni-versos para Somalia

Ya empieza, ya, a dar sus frutos este árbol centenario.

Ya está de camino el libro Uni-versos para Somalia, donde han dejado su buen hacer 100 poetas del mundo, entre los cuales me incluyo, decididos a escribir por Somalia y contra el hambre del mundo.

El día 5 de Diciembre, presentaremos Uni-versos para Somalia, “proyecto de la editorial Quadrivium y médicos sin fronteras”, junto con otros poetas venidos de otras regiones y con grandes artistas de Extremadura que nos apoyarán desinteresadamente con sus artes y buen hacer. Será en el embarcadero de Cáceres, más cerca de la fecha, diremos la hora.

Por Somalia y para vencer este hambre estáis todos invitados a dicho evento.

Ya empieza, ya, a dar frutos este árbol centenario.

LA OSCURA PIEL DEL DISPARO, RECITADO POR LA RAPSODA Y POETA VALENCIANA, ROSA IGLESIAS

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jueves, 3 de noviembre de 2011

Tu no estas



Estoy solo;
nada me distrae en esta tarde
donde el álamo torna grises sus hojas de sombras
y la tierra fluye y se agita en remolinos de viento.
Un pájaro trina en su rama,
un caballo relincha en la tarde
y un beso azul se me escapa hacia las sombras;
y tú no estás allí, no estás…
todo es monotonía, todo añoranza
mientras fluye el río con su soledad sonora
y la vida brota y sigue en la lejanía.
Pero tú no estás
¿acaso alguna vez estuviste
bajo las hojas grises de este álamo
y me besaste en la boca dormida
o me escuchaste decir te quiero?
Pero hoy no estás… ¡Y acaso nunca estuviste!