miércoles, 9 de abril de 2014

A MIS HERMANAS




Te escribo nubes blancas que lamen la voz de la lluvia.
Te escribo lágrimas rotas que generan arcos de flores.
Te escribo desde el pan que ya no te existe.
Te escribo desde la dehesa y el río que ya no te existen.
Te escribo desde la vida que ya no te existe.
Te escribo, cada día, ausencia de palabras y vocablos.
Desde el oxígeno que ya no implora el reclamo de la silaba.
Desde la terca luna que se olvidó de iluminar tus ojos.
Desde el sol que acuna tu cuerpo imperfecto bajo el barro.
Te escribo desde el amor que si que te existe.
Te escribo desde la existencia azul
de mis hermanas y la mía que sí que te existe: ¡Madre!
Que si que te existe, yo te escribo por ello.
Yo te escribo.

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